Ahí va esta píldora de Fortunata y Jacinta como vitamínico reconstituyente de la conciencia nacional al paso que de la Hispanidad, y como antídoto contra la leyenda negra antiespañola propalada por la ‘hiprogresía’, esa sí que pandemia mundialista de la que el podemismo y adláteres hacen bandera contra la propia de nuestra raigambre histórica, cultural y, en definitiva, económica y política.